¿Cómo escribir un libro sin morir en el intento?
El sueño de todo escritor amateur es terminar un libro. Hacerlo en unos pocos meses y que sea algo de calidad. Ya saben, con coherencia, buenos personajes, una trama que atrape y un final que llene las expectativas con las que empezamos a escribir. Toda una fantasía, ¿no?
Pero el golpe de realidad que nos da de lleno en el rostro (y el ego) cuando decidimos empezar es, con frecuencia, desmotivador. Y ahí vienen nuestros bloqueos, inseguridades y tiradas de toalla. ¡Pero eso se acabó! Porque si bien es cierto que con el tiempo creamos nuestra propia guía para hacer libros estupendos a nuestro ritmo y estilo, hoy aquí te hablaré sobre ciertas cosas básicas que te serán de gran ayuda.
1. Estructurar la novela: ¿Qué hago si soy escritor de Brújula?
Cuando iniciamos una novela, podemos hacerlo sin saber su desarrollo o final. Pero, te aseguro que en tu cabeza deben rondar muchas escenas que nunca serán escritas porque con el tiempo las olvidarás. Escenas que, con algo de esfuerzo, pueden ayudarte a crear una pequeña estructura.
¡Debes vaciar tus ideas! Así que siéntate, mira el documento en blanco con seguridad, y escribe todo lo que sepas de la historia. Lo que quieres que pase, el clímax que se te ocurra en ese momento, y, si tienes, la idea del final. No es necesario que caigas en demasiados detalles, la idea es que hagas algo bastante básico que te ayude a tener una ruta segura que seguir.
Y prepárate para hacerlo varias veces... muchas veces, en realidad, ¿por qué? Pues porque eres escritor de Brújula, y cambiarás de idea repetidas veces, así que esa estructura se modificará con el tiempo. Pero, lo más importante, es que siempre será tu guía.
2. Debes tener el control de cada pequeño detalle de la historia.
Esto va de la mano con lo que te conté arriba; estructura. Solo que en este caso se trata más de anotaciones quizás un poco tediosas, pero sumamente necesarias.
En la mayoría de las historias hay sueños, recuerdos o pequeñas pistas que tienen un gran impacto en el clímax o el final de la novela. Por ejemplo: El capítulo 0 puede ser un suceso que haya marcado la vida de tu protagonista, y, al ser tan importante, será mencionado a lo largo de la historia. Si cambias algún pequeño detalle, o simplemente omites algo, la coherencia podría perderse y la magnitud del hecho ya no sería la misma. De esta forma, causarías confusión en los lectores de una mala manera. Es horrible, créeme.
Pero no te dejes ganar por el pánico. Mi consejo (y la solución), es que le dediques cinco minutos de tu tiempo a cada detalle, cada suceso, cada recuerdo; y lo desarrolles en un documento aparte de la historia, que podría ser el mismo de la estructura. Anota todo, la fecha, los personajes involucrados y su relación con el protagonista, el lugar en el que sucedieron los hechos, y, también, lo que quieres causar con esa escena.
Por ejemplo:
A continuación colocaré un pequeño trozo de la estructura que estoy desarrollando para una de mis novelas policíacas. Allí estoy describiendo la escena del capítulo 0, que consiste en la muerte del padre de mi protagonista. Como ven, explico con detalle los sentimientos y situaciones de su entorno. Esto, con el afán de no olvidar ningún detalle de un hecho que será de gran importancia sentimental a lo largo de la novela.
3. Estructura post-escritura.
¿En serio, Elisa? ¿Te estoy diciendo que soy escritor brújula y me mandas a hacer dos estructuras? Sí, lo hago. Pero recuerda que puedes intentarlo una vez, y si no te gustan los resultados solo sáltate este paso.
¿De qué trata esta estructura post-escritura? Pues, como debiste deducir, es aquella se realiza —según mi consejo personal—, al terminar cada capítulo. Es bastante corta, ya que allí solamente escribirás los detalles más importantes del capítulo, las frases más celebres y los sucesos que creas vas a mencionar otra vez en próximos capítulos, de esta forma tendrás acceso a esa información siempre que quieras y de forma fácil, para que no lo olvides, ni omitas nada.
4. Vacía tu mente, los errores se corrigen después: ese es el mejor remedio contra el bloqueo.
Cuando comenzamos a escribir la inseguridad parece vivir con nosotros. Como una vocecita en tu cabeza que te susurra que cada párrafo que escribes está mal. Que no combinaste bien las palabras, que no usaste bien los signos, que, además, los diálogos son una basura. ¿Y sabes qué? Posiblemente tenga razón, porque estamos empezando, y es la práctica la que hace al maestro. Así que tus errores hoy, serán un escalón que superar para escribir como un profesional mañana.
Pero seguro estás pensando, <<lo hago. Yo práctico. Por eso edito mil veces el primer capítulo antes de atreverme a continuar, porque no me siento conforme con él>>
Déjame contarte que yo hice lo mismo, y dos meses después de editar mil veces las mismas tres mil palabras al fin creí que había hecho una maravilla. Para mí, ese primer capítulo de mi primera novela era arte. Irónicamente lo leí seis meses después, cuando llevaba aproximadamente doce capítulos más escritos, y adivina… quise golpearme a mí misma porque vi más errores que en la tarea de mi sobrina de cinco años. Bueno… no tantos, pero no me gustó la forma en la que escribía.
Entonces leí en algún lugar que debíamos escribir sin editar absolutamente nada. Solo hacer capítulo tras capítulo, teniendo cuidado, por supuesto, de guiarte por las anotaciones y la estructura post-escritura para hacer algo coherente y muy bueno. Pero en cuanto a gramática, no hacer nada hasta tener varios capítulos.
Y lo hice. Creé cinco capítulos sin preocuparme por escribir la coma en el lugar correcto, ¿el resultado? Avanzar muy, muy rápido. No tener bloqueos constantes, y, además, refrescar mi memoria cuando debía editar los capítulos que había escrito.
A partir de eso mi rutina de escritura se basa en escribir tres capítulos seguidos, editar, hacer la estructura post-escritura, y publicar, o solo dejarlos listos en el borrador. ¡Inténtalo y me cuentas en Instagram que te parece!
5. Personajes planos, ¿un problema o una necesidad?
La respuesta general es sí. ¿Pueden ser un problema? Sí. ¿Pueden ser una necesidad? Sí. Todo depende del personaje del que estemos hablando.
De la manera más básica posible podemos decir que cuando hablamos de personajes que no toman decisiones en la historia no hay problema en que sean ´´planos´´. Es decir, aquellos que solo están para una transición, o alguna escena relleno. Como la chica de la cafetería en la que siempre compra el protagonista o un peatón en la calle que le dijo cosas no amables por no mirar el semáforo. Etc.
Pero dejan de ser una necesidad y comienzan a ser un problema cuando salen repetidas veces, cuando alteran al protagonista, o cuando toman decisiones que van a reforzar la trama.
Es fundamental recordar que el protagonista es el que tendrá la luz del reflector directamente, ¡pero los demás siguen siendo personas! Ficticias, sí, pero en su mundo irreal siguen siendo seres con pasado, personalidad, creencias y errores. Y sí obviamos todo esto para el único beneficio del personaje principal tenemos como resultado una historia carente de profundidad, de diversidad y de decisiones complejas que hagan que los lectores se coman las uñas de la ansiedad.
¿Cómo lo resuelvo? Pues, asegúrate de que tus personajes secundarios más relevantes tengan un pasado. Que tomen decisiones. Quizá, también, que cometan errores. Muestra su personalidad y haz que sus alegatos tengan sustento. No son escenas de relleno darles un poco de luz, al contrario, te aseguro que después todo encajará mejor en tu historia.
Y, por favor, dale luz a tu villano. Porque para que sea bueno, debe tener una personalidad fuerte; tanto, que incluso confunda a los lectores con su forma de pensar de vez en cuando.
***
Éstas son ideas bastante generales de todos los conceptos que mencioné; me aseguraré de explicar cada uno detalladamente haciendo artículos minuciosos e individuales sobre cosas de gran importancia como crear un final sorprendente, la construcción de un buen personaje, y algunos recursos literarios como el foreshadowing, que te ayudarán a crear historias increíbles, coherentes y destinadas a ser publicadas en físico.
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